miércoles, 31 de agosto de 2016

Capitulo 43






Ambos seguían besándose como si fuera el fin del mundo, y es que para vos era justamente asi. Rodeaste su cuello con tus brazos e intensificaste el beso, el te apretó mas contra su cuerpo.







-perdon hermosa…perdón—dijo el, pegando su frente con la tuya, tenia sus ojos cerrados y respiraba con dificultad, ese beso habia sido un poco…intenso—

-Pepe—dijiste, queriendo seguir, pero el te dio otro beso haciéndote callar—

-no… no quiero que hables, quiero que me beses—dijo, adueñándose de tus labios una vez mas, sentiste que te empujaba hacia atrás, y de repente te chocaste contra el respaldo del sillón, eso te hizo sobresaltar y el dejo escapar tus labios—¿te lastimaste?—preguntó preocupado y vos negaste con la cabeza. El sonrio y beso tu mejilla—te juro que nunca fue mi intención dejarte ir de esa forma…pero en ese momento, solo te queria para mi—dijo el, volviendo a pegar su frente con la tuya. vos suspiraste, pero por el simple hecho de que su cercanía te afectaba—perdón si ya te cansaste de escucharme, pero de verdad…no quiero que estes enojada conmigo—dijo el, llevando su mano a tu mejilla y acariciándola, vos cerraste tus ojos ante su contacto—

-ya paso…esta todo bien—dijiste encogiéndote de hombros, el sonrio minimamente—

-¿segura?, no me importaría seguir remándola si me lo pedís—dijo el y mordiste tu labio inferior, reprimiste una sonrisa y el te abrazo—te juro que cuando me dijiste que no te buscara mas, se me vino el mundo abajo. Y no por la razon que seguramente imaginas, sino porque me encanta estar con vos…me encanta como soy cuando estoy con vos—dijo el, besando tu cuello, haciendo que se te pusiera la piel de gallina—

-de verdad esta todo bien—dijiste y el volvió a besar tu mejilla—

-muchas gracias entonces…y tambien se que me dijiste que habias ido al hotel, pero para terminar con todo, y tambien se que esta mal, pero como ya te dije…no quiero dejar de verte, desde que me entere que iba a venir a vivir aca, no deje de pensar en que no iba a parar hasta encontrarte…y sin embargo, el destino volvió a ponerte en mi camino—dijo el, sacándote una sonrisa—

-es muy lindo lo que decis…pero—dijiste mirándolo a los ojos y suspirando, el bajo la mirada—miento si te digo que a mi no me gusta estar con vos…porque no es asi, me gusta mucho y tambien me siento muy bien, me gusta como sos conmigo y como soy yo cuando estamos juntos. Pero…pero no podemos ignorar nuestras realidades, estamos pisando un terreno peligroso, y sabes a lo que me refiero. No es lindo para mi, saber que tu esposa esta trabajando para mi, o mas para Mauricio que para mi….no puedo dejar pasar ese pequeño detalle y no sentirme una mierda, no es justo—dijiste y 
lo viste asentir—

-no digo que no…pero yo tampoco  puedo dejar pasar el hecho de que te busque casi por cuatro años, y volvi a encontrarte. No puedo ser tan estúpido de dejar pasar un bombon asi—dijo el, y escondio su cara en tu cuello—

-Pepe—dijiste, sonriendo aunque no pudiera verte—

-por favor…no quiero que dejemos de vernos—dijo el una vez mas—

-Pero voy a casarme—dijiste y sentiste su cuerpo tensarse—

-no me importa…solo quiero seguir viéndote—dijo el, levantando su cabeza y mirándote a los ojos, haciéndote temblar en el camino—

-sos mi manzana prohibida te juro—dijiste suspirando mientras cerrabas tus ojos, el te abrazo por la cintura y lo escuchaste reir—

-que bueno saberlo…vos sos mi mayor tentación—dijo el, besando tu mejilla, vos sonreíste. El se acerco para besarte de nuevo, y esta vez lo aceptaste con mucho gusto—sos hermosa—dijo cerca de tu oído—

-vos tambien sos hermoso—dijiste, y esta vez, fuiste vos quien escondiste la cara en su cuello—

-Subi asi nada mas…pero, ¿tu novio no va a venir?, te juro que estaba desesperado por verte que ni te pregunte—dijo el, y lo miraste—

-no, no esta…me aviso que llegaba mas tarde—dijiste y el asintió con una pequeña sonrisa—

-que bien entonces—dijo el, besando tu mejilla—¿estabas por almorzar? ¿te interrumpi?—pregunto el, mirando hacia la mesa, vos sonreíste—

-sip…vine con mucha hambre—dijiste y el bajo la mirada—

-perdon, no sabia—dijo el, y vos besaste tu mejilla—

-¿queres comer tambien? ¿o ya comiste?—preguntaste tomando su mano y llevándolo a la mesa—

-no, todavía no, pero no te preocupes, ya me voy asi te dejo tranquila—dijo el, sonriendo, y vos lo miraste—

-¿te vas? ¿Por qué?, no te eche—dijiste y el sonrio—podes comer conmigo si queres—dijiste—

-¿me dejas?—pregunto el, acercándose a vos—

-acabo de decirlo, ¿o no?—dijiste y el sonrio—sentate, ya te sirvo—dijiste y el se sento frente a tu lugar—¿te gustan las milanesas?—preguntaste—

-¿a quien no?—dijo el, haciéndote sonreir—




Comieron entre risas y charlas de todo tipo…sentias que estabas en Cuba, sin ningún tipo de preocupación, solo con el, disfrutando de toda su atención.

Cuando terminaron de comer, Pedro te ayudo a juntar la mesa, vos comenzaste a lavar los platos, cuando el se puso detrás tuyo y te abrazo mientras besaba tu cuello. Vos reíste porque su barba te hacia cosquillas, y sus manos se pusieron un poco traviesas.






-hey—dijiste riendo por las cosquillas, y de repente te dio la vuelta—

-muero por hacerte mia—dijo susurrando en tu oído, apretándote contra su cuerpo y haciendo que lo sintieras. Vos reprimiste un suspiro, pero cuando lo miraste a los ojos, pudiste ver el fuego que desprendían, el deseo que irradiaban, y estabas completamente segura, de que tus ojos desprendían lo mismo—

-nadie te lo esta impidiendo—dijiste con una sonrisa traviesa, el mordio su labio inferior—

-me volves loco—dijo el, terminando con la distancia que impedia que sus labios se rozaran—




El no te dejo responder, hizo lo mejor que sabia hacer…tentarte hasta hacerte perder la razon.



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martes, 30 de agosto de 2016

Capitulo 42



<Paula>





Tus días se estaban volviendo un poco más pesados cada día, lo que había pasado con Pedro te seguía afectando, y no entendías porque lo hacía tanto.

Te habían llamado del trabajo, te necesitaban para un reemplazo, y en tu contrato habías cometido el error de firmar en esa sección, de que si te necesitaban estarías disponible para ellos, ahora te necesitaban para cubrir el puesto en uno de los Counters, el solo pensar que tenías que atender el teléfono, revisar documentaciones, te hacia doler la cabeza, pero sinceramente, te venía muy bien, necesitabas despejarte un poco, alejar a Pedro de tus pensamientos al menos por un rato.

Te levantaste ese mismo miércoles, muy temprano por cierto, tanto que te levantaste antes que Mauricio, y eso casi nunca pasaba, lo envidiaste en silencio, pero rápidamente te cambiaste con tu uniforme y luego de desayunar, te dirigiste hacia el aeropuerto.

Una vez que llegaste, te encontraste con Valeria, al parecer, ella habia cometido el mismo error que vos en el contrato, y reíste al ver su cara de frustración.







-Buen dia—dijiste, sentándote en el Counter de al lado—

-no tienen nada de buenos, pero hola—dijo ella, bostezando, dejaste de mirarla para bostezar vos, era verdad que se contagiaban—

-¿Cómo estas loca?—preguntaste mientras prendias la computadora que te asignaron para que se iniciara el sistema—

-cansada, no dormi casi nada y el solo pensar que van a venir viejos mal humorados, ya me enoja te juro—dijo ella y vos reíste—¿vos? ¿el cornudo?—dijo ella, y lo miraste con los ojos abiertos de par en par. No esperabas eso—

-hey, cállate—dijiste intentando sonar molesta pero solo se te escapo una sonrisa, pero sabias que no te tomaría enserio—

-callate vos y contame—dijo ella—

-¿sabias que esta viviendo aca?—dijiste y ella dejo caer la lapicera que tenia en la mano y te miro-

-¡¡¿Qué?!! ¡¿y porque mierda me estoy enterando ahora?!—pregunto indignada—

-y porque hace mil no me llamas—dijiste encogiéndote de hombros. Lo ultimo que habían hablado, fue que aceptaste casarte con Mauricio, el solo recordar cómo se habia enojado te hacia querer reir—

-estupida…¡habla!—dijo ella. Vos suspiraste—

-volvimos a vernos—dijiste y ella te miro—su mujer es mi wedding planner boluda…¡no puedo creer la sal que tengo!—dijiste pasándote las manos por la cara—

-¡ay no! ¿y que paso?—pregunto ella, ignorando a la gente y poniendo el cartel de “cerrado”, vos reíste y le contaste rápidamente lo que habia pasado, hasta la pelea. Ella no estaba de acuerdo con tu enojo, pero tambien sabia que el planteo que Pedro te hizo, tampoco estuvo bien—







Toda la mañana pusiste lo mejor de vos para no pensarlo, y aunque lo lograste, solo fue por un rato. 

Tu turno termino para la hora del almuerzo, momento en que recibiste una llamada de Mauricio, en el que te avisaba que no volveria hasta la noche, tenian entrenamiento fuera de la ciudad y los retenian hasta tarde. Fue una buena noticia dentro de todo, no tenias ganas de fingir un buen humor que no tenias con el, no se lo merecia, pero sin embargo, no tenias ganas de estar bien cuando por dentro sabias que era todo lo contrario.

Tampoco era que estuvieras mal, pero te costaba entenderte. De camino a casa, compraste algo para cocinarte, no ibas a hacer algo muy elaborado, así que optaste por una ensalada y lo más rico del mundo, milanesas.

Ni bien pusiste un pie dentro del departamento, te deshiciste de tus zapatos dejándolos por algún rincón del suelo, fue un placer estar descalza, te gustaba estar elegante pero solo por un par de horas, no la mitad del dia.




Mientras terminabas de preparar la mesa para vos, serviste comida en tu plato y te sentaste dispuesta a comer. Pero en ese momento, escuchaste que tocaron la puerta, frunciste el ceño, primero, porque no esperabas a nadie, y segundo, porque no tenias idea de quien podría ser, quizás algún vecino. Te pusiste de pie, suspirando frustrada porque tenias hambre, pero en cuanto abriste la puerta, todo apetito se esfumo de repente, tu estomago se cerro y tus pulmones dejaron de funcionar. Pedro estaba parado frente a vos.







-Hola—dijo el, rascándose la nuca—

-¿Qué haces aca?—preguntaste, intentando con todas tus fuerzas sonar molesta e indiferente—

-yo…queria hablar con vos Pau—dijo el, suavemente, vos negaste con la cabeza—

-no tenemos nada de que hablar Pedro…asi que va a ser mejor que te vayas—dijiste, intentando cerrar la puerta, y por supuesto que no te dejo hacerlo. Entro y la cerro detrás de el—

-por favor—dijo luego—

-no quiero Pedro—dijiste suspirando y caminando hasta la mesa—

-te mande miles de mensajes, ¿Por qué no me respondiste?—pregunto el, vos rogabas con todas tus fuerzas mantenerte firme, pero tus piernas comenzaban a fallar poco a poco, estaban temblando como gelatina, y sabias que era porque estaba acercándose a vos—

-porque no me vi en la obligación de hacerlo…ademas, te deje bien claro que no queria que me buscaras—dijiste, y lo escuchaste suspirar—

-yo se que estuve mal, lo acepto. Jamas tuve que haberte hecho semejante planteo, y tenes razon, porque no tengo ningún tipo de derecho sobre vos, pero me salio asi…se que no es una justificación ,pero…no sé porque me reaccione asi, quizás no es la mejor explicación, pero quiero que me perdones—dijo el, y te diste la vuelta, su mirada estaba puesta en el piso, y podias ver cuan nervioso estaba, muy en el fondo, estaba logrando tocar tu fibrar sensible, pero no lo aceptarías—

-No me importa si lo aceptas o no, ya fue…no quiero hablar de eso—dijiste y el asintió—

-no quise hacerte sentir mal, pero si te sirve de algo, no dejo de pensar en vos…pero no encuentro la manera de dejar de hacerlo—dijo el, y lo miraste a los ojos, esos ojos que tenian un brillito que hacia que tu estomago diera un vuelco—

-Pedro…no empieces de nuevo, por favor. Te perdono, esta bien…pero de verdad, tenemos que cortar con esto, nunca fue nada pero de verdad, es peligroso, tengo vecinos, ¿sabes?, y por mas de que esta visita no signifique nada, la gente habla sin saber—dijiste y te encogiste de hombros—

-¿esta visita no significa nada?—pregunto el y vos lo miraste—quizás para vos, pero para mi no—dijo el, dando unos pasos mas cerca tuyo—

-Pedro…no—dijiste, pero no escucho, puso sus manos en tu cintura y te apreto contra su cuerpo—

-por mas que lo intente, no puedo ni quiero alejarme de vos—dijo el, cerca de tu oído, donde dejo un beso en la unión de este y tu cuello. Tus piernas comenzaron a fallar—

-Pepe—dijiste, conteniendo la respiración. El se separo y te miro a los ojos, pero solo fue por unos segundos, porque luego elimino todo tipo de distancia entre ustedes para apoderarse de tus labios—




Por mas que intentaste resistirte…..volviste a caer en la tentación.



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lunes, 29 de agosto de 2016

Capitulo 41



<Pedro>




Habían pasado más de cuatro días, dias que habían sido una completa mierda, dias en los que te sentiste una completa mierda también, y cuando más intentos hacías de que no te importara, mas te afectaba.

No sabias como manejar la situación, le habías enviado miles de mensajes, los cuales eran vistos por ella, pero ninguno tenia respuesta alguna de su parte, entendías que quizás tenia un poco de razon, o bueno, toda la razon. Tu planteo habia sido un poco egoísta, ni siquiera te pusiste a pensar en lo difícil que sería para ella todo esto, simplemente le dijiste lo que te salio, y era eso.

Suspiraste por millonésima vez y tiraste tu cabeza hacia atrás en tu silla, con tus manos te impulsaste hacia atrás para luego ponerte de pie y caminar de un lado a otro. Sin embargo, nada de lo que hicieras parecía funcionar, nada alejaba los pensamientos de ella de tu cabeza.

Llamarla no entraba en tus opciones, no cuando sabias cuál era su situación, sería un poco incómodo que su novio se diera cuenta de que alguien la estuviera llamando tan seguido, ¿no?, pero no se te ocurría otra cosa y estabas entrando en desesperación. No sabias de que manera actuar, pero tampoco sabias si debias actuar.


La puerta de tu oficina se abrio y tu hermano Federico hizo acto de presencia, sonreíste automáticamente, no te esperabas su visita para nada.








-Hermanito—dijo el, con su cantito característico, mientras se acercaba a vos para darte un abrazo—

-¿estas de vuelta? ¿Cómo les fue?—preguntaste mientras palmeabas su espalda—

-Si, hace un rato…para el almuerzo salimos para Mendoza, alguien quiere ver a sus hijos—dijo el, rodando sus ojos, vos reíste—¿y vos? ¿Cómo vas?—pregunto el, vos te encogiste de hombros—

-bien…todo bajo control—dijiste y el te sonrio—

-¿tu vida o la empresa?—pregunto el y reíste—

-la empresa todo bien, y la vida tambien—dijiste—

-bueno, eso deciselo a tu cara…tenes una cara de ortivo—dijo el y reíste para luego suspirar. El te observo con atención—bueno…esto si que no lo esperaba—dijo acercándose a la puerta para cerrarla con llave—¿Qué paso?—pregunto y diste la vuelta a tu escritorio para sentarte nuevamente en tu silla

-por favor…por favor que esto quede aca—dijiste y el te miro preocupado—

-¿Qué paso? ¡me estas asustando!—dijo tu hermano—

-no se si tan asi…pero si, puede que sea para asustarse, ¡hasta a mi me asusta que decirte!—dijiste y el se sento en una de las sillas frente a vos—

-¿podes hablar? ¡me pones nervioso con tus vueltas!—dijo el—

-es una mujer—dijiste en un suspiro y el te miro—

-¿Pedro?—dijo y levantaste la mirada para encontrarte con la suya, pudiste ver en sus ojos miles de preguntas. Bajaste la mirada y asentiste, sabias lo que significaba esa mirada de tu hermano—no…Pedro, no, ¡es tu mujer boludo!—dijo “gritándote” en medio de susurros—

-ya se…ya se—dijiste pasándote las manos por tu cara—¡no lo pude evitar! ¡me tiene loco!—dijiste y el te miro negando con su cabeza—no es alguien que conoci al azar, pero cuando la conoci en su momento se metio en mi cabeza, y mucho despues volvió a aparecer—dijiste, sabias perfectamente que no era justificación alguna, pero sin embargo, era tu verdad—

-¿y eso que tiene que ver? ¡Lucia es tu esposa!—dijo el, por supuesto que iba a reaccionar de esa forma, tu hermano no concebía la vida sin su mujer, y mas ahora que habían formado una familia, muy en el fondo querias entenderlo, sabias que la amaba…Sabias que nunca haría lo que vos habias hecho, pero en tu caso, Paula habia llegado a tu vida a revolucionar todo, a poner tu mundo al revés. Tomaste aire y le contaste la historia brevemente, pero desde el principio— ¿o  sea que se esta por casar?—pregunto el, sorprendido y confundido al mismo tiempo—

-si…y esto es lo que me tiene asi, hace unas noches volvimos a vernos despues de lo del restaurante—dijiste y el negó con la cabeza, tambien le habias contado ese incomodo e inesperado reencuentro, en el que conociste a su futuro marido, y en el que ella conocio a tu mujer—

-¿se vieron hace unas noches? ¿ y que paso?—pregunto y lo miraste suspirando—

-la cague…que se yo, le dije que no se case, que le diga la verdad al imbécil ese…pero no lo quise hacer, me salio asi…no se que me paso—dijiste pasándote las manos por tu cabello, a tal punto de estirártelo con fuerza—

-¿no sabes que te paso? ¿enserio?—dijo el, riendo—por supuesto que la cagaste, y no debería estar diciéndote esto, no cuando estas engañando a tu mujer, ¡eso no se hace!—dijo el, señalandote con su dedo—

-Ya se que no se hace Federico…pero ya te dije, no se que tiene esa mujer, pero me tiene loco, me hace hacer cosas que nunca habia querido hacer antes, me hace pensar diferente, nada esta mal cuando estoy con ella, y no se que es, ¡no se!, me puse a analizar todo, y tampoco encuentro respuestas, por supuesto que estuve mal con lo que le dije, pero de alguna manera fue lo que queria en ese momento, que le dijera a ese imbécil la verdad, que lo engaño conmigo, pero que no se case—dijiste totalmente abatido—

-ah, estas peor de lo que imaginaba—dijo el y lo miraste—

-no se como pedirle perdón… no hay otra cosa en la que pueda pensar, es lo único que ocupa mi cabeza. Le mande miles de mensajes, pero no me respondio ninguno, supongo que sigue enojada, pero no se que hacer….no quiero que lo este, porque no fue mi intención, o capaz si, pero no quiero que se enoje, no cuando me gusta tanto estar con ella—dijiste suspirando—

-Mira Pedro…no se lo que te esta pasando, y me encantaría que pudieras saberlo, porque no me parece bien lo que estas haciendo, pero tampoco me gusta verte asi. Se que debe ser dificil, pero…—dijo y suspiro para luego negar con la cabeza—pero nada…ni siquiera se que decirte, solo vos podes salir de esto—dijo y finalmente se levanto para salir de tu oficina—




Como si fuera tan fácil intentar salir vos solo de este quilombo.




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domingo, 28 de agosto de 2016

Capitulo 40



<Paula>






Seguias dentro del ascensor, y estabas comenzando a sentir que las paredes de este, estaban cayéndose encima tuyo, ni siquiera eras claustrofóbica, simplemente, sentias que todo en tu interior se estaba desmoronando, tal como parecia estar pasando afuera.

Respiraste mil veces, tenias miles de sentimientos encontrados, la mayoría de los cuales no sabias de que se trataban, pero sin embargo, tenias una sensación de vacio que no sabrias describir ni explicar. 

Una vez que saliste, intentaste poner una sonrisa, por supuesto que no una sincera, pero tenias que practicar una forzada si querías llegar entera al departamento y no recibir ningún tipo de pregunta de Mauricio.

De todas las formas en las que imaginaste que esta noche iba a terminar, esta habia sido la ultima, es mas, ni siquiera estaba entre tus pensamientos esta posibilidad, pero asi fue, y estabas sorprendida, disgustada, molesta, enojada, y no sabias porque. Pedro no era nada tuyo y el que quisiera meterse en un asunto que no lo involucraba te habia molestado…pero la realidad era otra, si bien te habia 
molestado su comentario, el trasfondo de tus palabras tenian un segundo origen, el no querias que te 
casaras, pero de igual forma, el si lo estaba, dejándote entrever que lo tuyo no era importante, tanto como lo que el tenía con esa mujer.



“Decile la verdad” se habia animado a decirte, cuando ni siquiera se puso a pensar en lo dificil que seria vivir una situación de esa índole, no cuando lo más normal sería que fuera el quien te engañara, pero la realidad era otra, y vos eras la protagonista de tal engaño. Te sentias una cualquiera.


Llegaste al estacionamiento, y buscaste las llaves del auto dentro de tu cartera, tu vista se nublo de repente, y supiste que se trataba de lágrimas cuando una gota negra cayo en tu antebrazo, suspiraste, no querias llorar, no necesitabas esto…bastante tenias con la culpa y no era justo tener que echarte mas peso al hombro con tu pelea con Pedro, en pocas palabras tu amante, aunque al parecer, ni 
siquiera tenian dicho nombre.

Ustedes habían compartido la cama un par de veces, pero esa no era razon suficiente para adoptar el rotulo de “amantes”. Si bien por un momento y muy en el fondo de tu corazon habias pensado que podían llegar a serlo, ese pensamiento se vio arruinado cuando se mostro tan agresivo e irracional al decirte las cosas que te dijo.

Subiste al auto y lo encendiste, decidiendo si ir a o no a tu departamento, la segunda opción era la mas tentadora, necesitabas estar lejos de Mauricio por esta noche, y Maira era tu mejor salida. 

Respiraste y saliste del estacionamiento para dirigirte a la casa de tu mejor amiga.

Iban a ser las 2:00 am, asi que esperabas a que estuviera despierta, porque la necesitabas entera, entera y dispuesta a darte consejos, o patearte en caso contrario.

Ella dormia, pero se despertó al atender tu llamada, te abrio desde abajo y  mientras arreglabas tu aspecto en el espejo, sentiste tu celular vibrar. Lo sacaste y viste algunas llamadas perdidas de un numero desconocido, sabias que era Pedro, pero no ibas a atenderlo, tenias mensajes de Mauricio y le avisaste que te quedarias con tu amiga….y por ultimo, un mensaje privado de Instagram….el ascensor se detuvo impidiéndote abrir el mensaje, ya lo harias despues.



Maia se asusto en cuanto vio tu rostro lleno de lagrimas, lo único que hizo fue abrazarte y decirte que todo iba a estar bien, aunque vos sabias perfectamente que no iba a ser tan asi. Ambas se sentaron en el sillon, y vos suspiraste, empezaste por el final, y llegaste al principio.








-Volvi a a acostarme con el—dijiste abrazando tus rodillas—

-¿Cuál es la novedad?, Pau, era obvio que iba a pasar—dijo Maia—

-pero no iba con esa intención—dijiste—

-no lo pensaste muy seriamente que digamos entonces—dijo ella, divertida y sonreíste—

-no se que me pasa Maia, me estoy volviendo loca, ¡no entiendo porque lloro! ¡no entiendo porque me siento una mierda con el, cuando es con Mauricio con quien tendría que sentirme asi!—dijiste 
volviendo a romper en llanto—

-yo tampoco entiendo mucho…y estas loca hace rato, pero vos no estas viendo lo que yo veo, y no te va a gustar saber lo que yo veo Paula—dijo ella y levantaste la vista para mirarla—

-¿de que hablas?—preguntaste—

-del cartel luminoso que tenes en la frente—dijo ella rodando los ojos—no voy a decir nada, supongo que vos sola te vas a dar cuenta—dijo ella encogiéndose de hombros—

-¡¿de que?! ¡carajo mierda!—gritaste histérica—

-hey, te me calmas que yo no tengo la culpa—dijo ella y suspiraste—

-perdon…es que no me entiendo, no se que quiero, no se porque me siento mal—dijiste secando tus lagrimas—

-y no lo vas a hacer mientras todo lo que pase a tu alrededor tenga que ver con Pedro, Pau—dijo ella—tus problemas tienen origen con un pensamiento de el, ¿me estas jodiendo?, me decis que lo vas a sacar de tu vida, vas y te acostas con el, ¿en que quedamos?—dijo ella—

-es que…no lo iba a hacer, pero paso, ¡no se que me hace! ¡no pienso cuando esta cerca!—dijiste intentando justificarte—

-no pensas porque tu cabeza esta ocupada con el—dijo ella—y capaz tiene razon, no tenes que casarte con Mauricio, lo que estas haciendo, es mil veces peor que los cuernos, porque te estas perdiendo a vos misma, y por culpa, que traducido a algo mas sutil….es lastima por Mauricio, y que me disculpe, pero es asi—dijo ella—

-no le tengo lastima—dijiste—

-bueno, te da pena lastimarlo…y pena es una sinónimo de lastima—dijo rodando los ojos—no se que mas decirte gorda, no se si lo que te digo te ayuda o te hunde peor, asi que capaz tengo que dejar que te equivoques sola, porque no te escuchas, ni escuchas a los demás—dijo ella—

-Maia—dijiste suspirando—

-date cuenta sola—dijo ella y luego se levantó para ir a la cocina—y es necesario  seguir equivocándote para darte cuenta, te apoyo en eso—dijo, yéndose finalmente—






No habias terminado de entender a tu amiga, pero soltaste un suspiro y tomaste tu celular  para abrir el mensaje privado de Pedro.






hermosa, lamento tanto que todo haya terminado asi…No fue mi intención hacerte sentir una cualquiera ni mucho menos, lo único que buscaba era hacerte sentir única por esta noche y cada vez que estuvieses conmigo, hoy no me salio del todo bien, pero espero poder retractarme y arreglar un poquito todo este desastre. Me siento tan mal al haberte dejado ir asi, pero prometo no parar hasta conseguir que me perdones. Que descanses…y aunque estes enojada conmigo, espero que dejes un huequito en tus pensamientos para mi


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viernes, 26 de agosto de 2016

Capitulo 39




<Pedro>





Todavía la estabas apretando contra tu cuerpo, ella reia mientras te reclamaba que la soltaras. Aún seguían enredados luego del segundo round, pero te era imposible soltarla.








-Dale tarado, soltame—dijo ella riendo todavía—

-te dije que quiero que te quedes conmigo—dijiste vos, besando su cuello, impregnado con su aroma—

-dale…enserio Pepe—dijo ella y suspiraste mientras debilitabas tu agarre. Ella agarro tus manos con suavidad y se solto totalmente. Vos caíste de espalda y quedaste suspirando—

-¿un ratito mas?—preguntaste sacándole una sonrisa—

-me encantaría, pero no—dijo ella, levantándose finalmente. Vos te sentaste y comenzaste a vestirte tambien—

-¿podemos vernos otra vez?—preguntaste mientras te sentabas a su lado en la cama y te ponías el pantalón—

-Pepe…no—dijo ella, suspirando—

-¿Por qué no?—preguntaste—

-porque se supone que habia sido solo una vez, ninguno de los dos sabia que iba a volver a repetirse, no tenia porque haber pasado—dijo ella—

-¿ya te arrepentiste?—preguntaste un poco desilusionado—

-no es que me arrepentí, pero no deja de estar mal—dijo ella, bajando la mirada—

-pero ellos no saben—dijiste—

-y justamente por eso. Odiaría que me hicieran lo mismo—dijo ella encogiéndose de hombros y levantándose de la cama dispuesta a buscar su ropa—

-pero Pau…ya metimos la pata una vez, y estoy seguro de que te gusto tanto como a mi—dijiste, interponiéndote en su camino—quiero seguir viéndote—dijiste, sincero—

-Pedro…me voy a casar, no es justo para el—dijo ella, y sin saber porque, hizo que la ira brotara—

-¡y no te cases! ¡por algo aceptaste mas de una vez estar conmigo!—dijiste elevando la voz—

-creo que esto es un tema personal, y algo en lo que vos no tenes porque meterte. Vos estas casado y tenes tu vida, no tenes derecho a cuestionar la mia—dijo ella, y por primera vez la viste enojada—

-Pau, espera…perdón—dijiste—

-¡No! ¡perdon nada!...que nos hayamos acostado una vez mas, no te da ningún tipo de derecho sobre mi, ¡no somos absolutamente nada!—dijo ella y te empujo a un lado para buscar su ropa interior, ponérsela y luego buscar su vestido—

-Pau—dijiste una vez que la viste calzarse sus zapatos—para—dijiste acercándote a ella y agarrando su muñeca—

-No Pedro…no te quiero escuchar, una vez mas me doy cuenta de lo pelotuda que fui, nunca tendría que haber venido, lo único que hice fue complicarme todavía mas mi existencia, suficiente tenia con la culpa que sentía a la vuelta del viaje, que ahora voy a tener que aguantar un peso mas por mi estupidez—dijo ella, y hubieras preferido una cachetada a que te dijera eso—

-¡no digas que fue una estupidez!—dijiste y la miraste—dijiste que no te arrepentias—la miraste y ella suspiro mientras negaba con la cabeza—

-Si, me arrepiento…vine con la intención de darle un fin a esto, pero termino pasando todo lo contrario. El no merece que lo este lastimando de esta manera, no cuando esta haciendo hasta lo imposible por hacerme feliz, y yo le estoy pagando asi—dijo ella--

-y decile la verdad—dijiste vos y la escuchaste reir—

-claro, porque es tan fácil quedar como una puta delante del que va a ser tu marido y decirle que es un cornudo, ¡¿me estas jodiendo?!—dijo exaltada—¿Por qué no le decis la verdad a tu mujer entonces?—dijo ella mirándote de brazos cruzados—

-porque es mas dificil… ella dejo todo por mi—dijiste rascándote la nuca. Y ahí estaba cayéndote la ficha. Lucia habia dejado absolutamente todo por vos, y no solo una vez, varias veces—

-claro,  y para mi es re fácil, ¡¿Por qué no te vas a la mierda?!—dijo ella, dándose media vuelta y caminando hasta la entrada, tomando su cartera en el camino—

-Pau…espera—dijiste siguiéndola, mientras buscabas tu camisa en el camino, no te alcanzaban las manos para intentar ponértela de la mejor forma, pero ella caminaba rápido. Ni siquiera te dio tiempo a ponerte tus zapatos, que ya habia salido. Saliste descalzo hacia el pasillo y la viste subir al ascensor, tu corazon latia con fuerza—¡Para Pau!—gritaste, y las puertas se iban cerrando—

-¡Ni se te ocurra buscarme otra vez!—la escuchaste decir, antes de que las puertas se cerraran completamente—








Suspiraste con frustración. No tenia sentido correr escaleras abajo, no habia forma de alcanzarla, aunque lo hubieras hecho. Volviste a la habitación y cerraste la puerta con bronca, habias sido un completo estúpido, te llevabas el premio al “gil del año”, Paula tenia toda la razon, nunca tendrías que haberte metido en su vida de esa forma, y menos que menos, en el tema con su futuro marido…pero es que ni siquiera vos te diste cuenta de lo que estabas diciendo en ese momento, simplemente dijiste como te salio.

El solo pensar que Paula iba a casarse con otro hombre, te ponía los pelos de punta, el solo imaginar que otro la estuviera tocando como vos lo habias hecho hacia unos instantes atrás, hacia que te hirviera la sangre, y todo esto, era completamente nuevo, ni siquiera sabias cual era el origen de todo.

Te sentaste en la cama y refregaste tu cara con tus manos una y otra vez. ¿Cómo pedirle perdón cuando se habia ido tan enojada?, le habias dicho cuanto te gustaba cuando se enojaba, pero realmente, ahora te retractabas totalmente, no te habia gustado verla gritándote y menos saber que vos mismo fuiste quien habia causado todo eso.

Ni Lucia ni Mauricio merecían lo que ambos estaban haciendo, pero, ¡si te era completamente imposible mantenerla fuera de tu mente por unos segundos, ¡¿Cómo mierda ibas a poder hacerlo cuando sabias que estaban viviendo en la misma ciudad y a tan poca distancia?!!...

Ibas a buscar la manera de conseguir su perdón, habias actuado mal y la hiciste sentir una cualquiera en lugar de hacerla sentir la mas hermosa y única, ese fue tu objetivo en un principio, pero todo salio trastabillado.  Tendrías que encontrar un buen argumento si querias que te perdonara, pero de que lo conseguirías, lo conseguirías.



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jueves, 25 de agosto de 2016

Capitulo 38






El silencio reinaba entre ustedes, Pedro acariciaba tu cintura con sus manos, al mismo tiempo que buscaba tus ojos, era un poco imposible evitar que lo hiciera, ya que sus frentes seguían juntas.





-Quiero estar dentro de esa cabecita loca, pero al mismo tiempo me da miedo saber lo que esta pasando por ahí—dijo el, con una mínima sonrisa y besando la comisura de tus labios, vos sonreíste—

-no estoy pensando en nada—dijiste y el solto una pequeña risita—

-si, y a mi no me gusta para nada estar enredado con vos—dijo el, haciéndote sonreir. Golpeaste su brazo, y el te abrazo mientras escondia su cara en tu cuello—dale, contame—dijo el—

-no te va a gustar escucharlo, asi que mejor no—dijiste acariciando su cabello—

-que esta mal y bla bla—dijo burlándote, volviste a golpearlo—

-tarado—dijiste y el se separo para mirarte. Respiraste profundamente y sentiste olor a perfume—hey, hay olor a jazmin—dijiste y el sonrio—

-sera porque hay un ramo detrás tuyo, no se…digo, capaz es eso—dijo y rápidamente te diste vuelta, estaba a punto de caerse de la cama y te estiraste para agarrarlo, las oliste y sonreíste—

-¿eran para mi?—preguntaste y el beso tu mejilla—

-por supuesto que si—dijo el—

-son mis preferidas—dijiste y el sonrio—

-me imagine…tenias una detrás de la oreja cuando te conoci—dijo el, y tu corazon se detuvo. Tu mente viajo en el tiempo hacia ese dia, efectivamente, tenias una, pero…¿Cómo podia acordarse de ese detalle tan minimo?, ni siquiera vos podias recordarlo con claridad—

-¿Cómo te acordas de eso?—dijiste mientras dejabas el ramo a un lado—

-hay cosas que son imposibles de olvidar por mas de que lo intentes muchas veces—dijo el y desviaste tus ojos, su mirada penetrante lograba hacerte sentir escalofríos—y una de esas cosas fuiste vos—dijo en un susurro cerca de tu oído—

-Pepe—dijiste suspirando—

-No…no me digas nada. Estoy empezando a odiar que pienses demasiado todo—dijo el, besando tus labios—

-pero es un poco tonto intentar no pensar en algo cuando sabes que vas a tener que volver a la realidad—dijiste y el suspiro—

-pero falta mucho para que tengas que volver…asi que no te hagas drama—dijo el, haciéndote reir. Volviste a golpearlo—estoy comenzando a pensar que sos una violenta—dijo el, besando tu cuello—empeza a reemplazar los golpes por los besos, son mas lindos y se disfrutan mas, ¿no te parece?—pregunto el, mirándote a los ojos, y vos te olvidaste hasta de tu nombre—

-a mi me parece que no te los mereces—dijiste y el hizo un puchero. Sonreíste y el te beso en medio de la sonrisa—¡hey! Eso fue sin mi consentimiento—dijiste intentando sonar molesta—

-son los mas lindos—dijo el y vos reíste—

-para vos todo es lindo—dijiste—

-mientras todo eso que vos decis venga de vos, siempre lo va a ser—dijo, Touche Paula…mordiste tu labio inferior—soy lindo, ¿verdad?—dijo matando la ternura en un segundo, haciéndote reir—

-estupido—dijiste y el beso tu mejilla—

-tenes una risa como de foca…toda contagiosa—dijo el, riendo—

-¡Pedro!—dijiste golpeándolo otra vez—

-hasta cuando me retas sos linda—dijo el, besando tu cuello—deja de enojarte y dame un beso—dijo el—

-no quiero—dijiste y le sacaste la lengua—

-unito—te dijo y reíste—

-no—dijiste—

-dale—dijo el, acercándose para intentar robarte uno pero te alejaste rápido—

-no te dije—dijiste y en un movimiento rápido, rodo sobre tu cuerpo, quedando encima  tuyo, inmovilizándote con su peso, y llevando tus brazos por encima de tu cabeza—

-y yo te dije que quiero un beso—dijo el, escondiendo su cara en tu cuello, haciéndote cosquillas con 
su barba—apa…¿Qué tenemos por aca? ¿cosquillas?—dijo el, y vos abriste los ojos—

-ni se te ocurra—dijiste—

-dame un beso entonces—dijo el, mirándote con suficiencia—

-no quiero—dijiste mirando hacia un costado. El beso tu cuello, y fue uno húmedo, uno que te hizo poner la piel de gallina—

-si queres—dijo el, en tu odio—

-no quiero—dijiste—

-sos hermosa—dijo el, y mordiste tu labio inferior. El sonrio y te dio un beso en los labios, luego sonreíste—

-¿me podes soltar?—preguntaste—

-mm no, porque asi te puedo hacer cositas—dijo el, picaro. Vos reíste—

-soltame tonto—dijiste, el sonrio—

-bueno, pero dame un beso—dijo el, y suspiraste, obviamente que querias besarlo. Te acercaste y le diste un beso que el se encargo de alargar….y obvio que lo disfrutaste—

-¿Qué hora es?—preguntaste, mientras lo empujabas con suavidad, el se acostó a tu lado—

-la hora de que hagamos el amor de nuevo—dijo el, acercándote a su cuerpo haciéndote cucharita y besando tu nuca. Eso que dijo, hizo que tu pulso se acelerara…tu corazon latia con fuerza y cerraste tus ojos, no debias dejar que te afectara—

-enserio—dijiste riendo—

-las 23:00—dijo el, molesto, vos sonreíste y te estiraste para buscar tu celular. Tus ojos se abrieron de par en par. Eran la 1:00 de la madrugada—

-¡Pedro!....me tengo que ir—dijiste intentando soltarte de el, pero Pedro te abrazo mas fuerte—

-hey…no hay apuro—dijo el, con su voz suave que era un canto de sirena para vos, pero no, era muy arriesgado llegar tarde—

-No Pepe…me tengo que ir—dijiste y el te dio la vuelta para que quedaran frente a frente—

-no quiero que te vayas—dijo el, cerrando sus ojos y acariciando tu cintura—siento que los únicos momentos en donde soy yo, es cuando estoy con vos, es algo que no puedo explicar—dijo casi susurrando, para este momento ya no podias respirar. Sentias que tus ojos picaban, pero….¿cuanta verdad habia detrás de esa confesión?—

-Pepe—dijiste, y tragaste con fuerza—no se si puedo responder a eso—dijiste, aunque sabias perfectamente que te sentias exactamente igual que el, hasta podrias decir que mucho mas—

-no me importa…necesito que te quedes un rato mas—dijo, abrazandote, apretándote contra su cuerpo, respirando en tu cuello—quédate conmigo—dijo el una vez mas, y levanto la mirada. Sus ojos eran tan intimidantes pero no por eso dejaban de ser hermosos--





Pedro no espero tu respuesta, simplemente te beso. Un beso que los hizo volver al principio, donde volvió a repetirse ese hermoso final que habia terminado hace un rato. Sus caricias y sus besos habían llegado a ser tu perdición.




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miércoles, 24 de agosto de 2016

Capitulo 37





<Pedro>




Ni bien cortaste la llamada con ella, te pusiste a organizar todo para esta noche, que estabas seguro, prometia mucho y harias que fuera de lo mas especial.

Estabas contento, por el solo hecho de volver a verla…tenias sentimientos encontrados, eras un manojo de nervios, pero al mismo tiempo no podias controlar tus sonrisas, y es que la situacion lo ameritaba, habias deseado tanto verla, que por fin estaba cumpliéndose. Harias cuanto pudieras para 
tenerla entre tus brazos otra vez, y no sabias porque, pero estabas seguro de que pasaría.

Una vez que estuviste todo listo, te encargaste de idear una mentira para poder ausentarte esta noche. 

Una cena de negocios tal vez, era lo mas lógico cuando la apertura de la empresa era reciente, y quizás era lo que mejor encajaba con todo.

Lucia todavía seguía en la oficina, por lo que ultimaste algunos detalles y te acostaste un rato, necesitabas recobrar energías, las necesitarías luego. Sonreiste al recordar esas noches…habían sido un poco salvajes. Cerraste tus ojos e intentaste conciliar el sueño, y no te fue muy difícil. Cuando despertaste, Lucia estaba dormida a tu lado, por lo que te levantaste suavemente y te dirigiste al baño para darte una ducha. Luego de terminar, volviste a la habitación para elegir tu ropa, por primera vez querías estar “lindo”, reíste ante tal pensamiento.

Lucia despertó cuando estabas poniéndote perfume. Ella entro al vestidor refregándose los ojos.








-¿A dónde vas?—pregunto ella. Vos te diste la vuelta para mirarla—

-gorda, me llamaron para una cena de negocios—dijiste suspirando un poco frustrado, tendrías que 
actuar molesto si querias que te creyera. Ella sonrio—

-¿enserio? ¿y porque no me dijiste?—dijo ella—

-porque estabas durmiendo, cuando me desperté tenia miles de llamadas perdidas, me duche y ya me estoy yendo—dijiste, ella rio—

-te asustaste—dijo ella y vos reíste tambien—

-te juro que me desperté por un bocinazo, si no seguía de largo, tenia mucho sueño—dijiste y ella te rodeo el cuello con sus brazos para besar tu mejilla—

-¿vas a volver tarde?—pregunto ella, y tus sentidos se pudieron alerta, no querias tener que llegar temprano—

-no tengo idea…apenas se que dia es, esa siesta me mato—dijiste y la hiciste reir—

-no te espero entonces…voy a tener que cenar solita—dijo ella haciendo un puchero—

-perdoname…ni siquiera se de que se trata, pero según Federico, es importante que asista—dijiste rodando los ojos. Si metias a tu papa, podia pasar que cuando llamara, le preguntara y era mejor no arriesgarte—

-esta bien…que disfrutes, me voy a dar un baño de inmersión—dijo ella—

-uy…dichosa de vos entonces—dijiste, ella volvió a besar tu mejilla—

-bueno, te dejo ir….que te vaya bien amor, éxitos—dijo ella, y vos besaste su frente para salir de la habitación-







Saliste del departamento hecho un manojo de nervios, tus manos estaban mas torpes de lo normal, apretaste cualquier botón del ascensor, menos el de planta baja, ni siquiera sabias porque estabas tan nervioso, lo único que si sabias, era que estabas muriendo por verla una vez más. 

Una vez que subiste al auto, miraste la hora, iban a ser las 21:00 en unos minutos, tendrías que apurarte. Querías esperarla y armar algo lindo para ella, querías sorprenderla, no tanto con la cena, porque de eso se encargaría el hotel, pero querías hacer algo vos, quizás unas flores…esos detalles nunca fallaban,  aunque Paula era diferente no dejaba de ser mujer, y te decidiste rápidamente por un pequeño ramo de jazmines. Te recordaban a ella, a la primera vez que la viste, cuando estaba en la reposera y con una de ellas detrás de su oreja, sonriendo como ella sola.

Luego de bajar por unos minutos en la florería, te dirigiste al hotel, donde luego de dar el auto para que te lo estacionen, subiste casi corriendo a la habitación que habías reservado, eran las 21:15, tenías miedo de que estuviera esperándote. Una vez arriba, viste la mesa que habían preparado para los dos, y suspiraste, solo te faltaba llamar para que trajeran la cena.

Levantaste el teléfono y pediste que subieran la cena, pero antes preguntaste si ella había llegado, por suerte, nadie pregunto por vos.


Pasaron alrededor de cuarenta minutos, caminabas de un lado a otro, ya estabas a punto de hacerlo por las paredes.  No parabas de mirar el reloj, y con cada minuto que pasaba tu corazón se iba hundiendo un poquito mas. Ella no llegaba jamás.

Miraste tu reloj por última vez, en unos cinco minutos iban a ser las 22:30, ella ya no iba a venir. 

Fuiste un iluso al pensar que al no darle la posibilidad  de darte una respuesta iba a terminar viniendo. 

Tenías que pensar mejor tus armas de seducción Pedro. Tomaste el pequeño ramo de jazmines y los tiraste en la cama. Apagaste las luces y luego de tomar tu celular, saliste de la habitación para caminar al ascensor.

Tu corazón se detuvo cuando las puerta de este se abrieron, y su mirada ilumino todo. Tu pulso se aceleró y casi que te olvidaste de como respirar. Algo dentro tuyo se encendió, y no sabías muy bien que era, porque el deseo por ella ya lo tenias, pero era algo que tenia mucho más fuerza y para lo que no encontrabas explicación alguna.


Ella no te dio demasiados detalles del porqué de su tardanza, pero lo único que te importaba era que estaba con vos, y que en un breve lapso de tiempo, ibas a tenerla entre tus brazos otra vez, necesitabas sentirla una vez mas.




Por supuesto que la noche empezó con la cena, pero lo mejor de todo, fue que ibas a lograr tu cometido. Aunque tuvieras ese sabor amargo que te habia dejado enterarte de la noticia de que iba a casarse con ese hombre, ese detalle no importaba tanto cuando sabias que el final de esta noche, seria en la cama y rodeándola con tus brazos, sujetándola a tu cuerpo….y habiéndola hecho tuya una vez más.



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martes, 23 de agosto de 2016

Capitulo 36





-claro que lo se…y te aseguro que te lo puedo demostrar—dijo el, acercándose a vos—solo yo se como hacer brillar esos ojos y esa sonrisa…y pienso hacerlo toda esta noche—dijo el, muy seguro—






Por supuesto que te quedaste muda ante semejantes dichos, pero igualmente, tu corazón latía frenéticamente en tu interior, y por más que quisieras negarlo, muy en el fondo sabias que tenía razón. Pedro se acercó un poco mas y rodeo con sus brazos tu cintura, estrechándote contra su cuerpo, haciendo que sus torsos quedaran completamente pegados, junto su frente con la tuya y te miro a los ojos.






-ahora mismo estan brillando—dijo el, con una sonrisa que hizo que tus piernas flaquearan—sos hermosa—dijo el, muy cerquita de tus labios, casi rozándolos—estoy que muero por volver a hacerte mia—dijo sobre tus labios aun—

-Pedro—dijiste, conteniendo la respiración. Efectivamente ya no llevabas el control de la situación, sin querer queriendo habías soltado las riendas de todo y al parecer, las había tomado el. Toda la poca fuerza de voluntad que te quedaba, desapareció en cuanto pego sus labios con los tuyos, para luego formar un beso, uno cargado de intensidad.







Pensabas que hasta ahí habia llegado tu cordura, porque a los pocos segundos comenzaste a responder a ese beso, como si de eso dependiera tu vida, y es que en ese momento parecia asi. 

Rodeaste su cuello con tus brazos y ambos profundizaron el beso, si es que podia decirse, porque hacerse no era posible, ambos estaban comiéndose mutuamente.

La respiración de el era totalmente irregular, sentias sus manos pasar por tu cuerpo, haciendo un camino hacia abajo, suavemente, despacio…hasta con cuidado. Estabas segura de que el temia que lo detuvieras, pero la realidad era que no te creías capaz de detenerlo, no cuando estabas a un segundo de avanzar todo lo que el no.

Sentiste que te empujaba hacia atrás, y supiste que habían llegado a destino cuando caíste sentada en la cama y tuviste que despegarte de sus labios. Mordiste tu labio inferior, el estaba de pie, respirando con dificultad.






-por favor…no hagas que pare…por favor—repitio, en susurros. Vos simplemente asentiste, no creías poder responder otra cosa, y menos cuando el estaba mirándote de esa forma, como si fueras la única en el mundo. Y otra vez tu corazon volvia a latir con fuerza ante su mirada, porque cada vez que lo hacia, te sentias hermosa…y única, como ahora.








Pedro volvió a acercarse, y se puso de rodillas frente a vos, dejo un beso en cada una de tus piernas para luego bajar sus manos hasta tus tobillos  y comenzar a desabrochar tus sandalias. Todo lo hizo sin despegar sus ojos de los tuyos, el sonrio y se levantó un poco para darte un beso, vos cerraste tus ojos y te armaste de valor, para luego levantar tus manos, ponerlas sobre sus hombros y bajarlas hacia los botones. Poco a poco los fuiste desprendiendo, hasta quitársela y dejar su torso desnudo. Tu respiración se corto y el se separo de tus labios.







-tus manos me queman—dijo acercándose a tu oído, y tomo tus manos para besar tus palmas. Vos 
sonreíste, el tomo tus piernas para ponerlas sobre la cama y luego acomodarse encima de tu cuerpo, aplastándote con su peso. Llevaste tus manos a su espalda y comenzaste a acariciarla en toda su extensión, podias sentir como se tensaba con tus caricias, y por mucho que lo negaras, te encantaba saber que le provocabas al menos un poco de todas las lamiles de revoluciones que el lograba en vos.








Pedro se separo y se arrodillo en la cama, para ponerte boca abajo. Lo sentiste bajar el cierre de tu vestido, al mismo tiempo que dejaba beso en el camino. Sentias unas ganas terribles de gritar, sus labios en  tu piel era la octava maravilla del mundo. Despacio te lo fue quitando, hasta dejarte en ropa interior y volver a comenzar un camino de besos que terminaban en lugares que no habían sido besados nunca…al menos, no por Mauricio, porque recordabas que en Cuba, no hubo ningún rincón de tu cuerpo que Pedro hubiera dejado sin besar.

Sin que el te diera permiso, te diste la vuelta y lo empujaste hasta que quedaste sobre su cuerpo, dejándolo sorprendido y con una sonrisa traviesa en su cara. Mordiste tu labio inferior y te acercaste a su boca para darle un beso. Su boca era algo sensacional, algo increíble…su sabor era de otro mundo. 


Abriste tus ojos en medio del beso, verlo con sus ojos cerrados disfrutándolo te provoco un escalofrio que te recorrio todo el cuerpo, desde la cabeza hasta la punta de los pies.

Te separaste de a poco y terminaste por desnudarlo. Ahora faltabas vos, y  no quisiste esperar mucho. 

La poca ropa que te separaba de el, desapareció segundos después.



Esta vez, quisiste tomar la iniciativa, querias tener el control. Querias que el fuera tuyo…te costaba creer que ese hombre tan hermoso estaba a tu merced, asi como tampoco podias creer que eras vos quien estaba haciéndolo disfrutar.


Podias ver como apretaba sus ojos, como  mordia su labio inferior y dejaba escapar algunos suspiros. 



De repente abrio los ojos y te descubrió mirándolo, el sonrio e hizo un poco de fuerza para quedar sentado. Ahora estaban mas cerca, sus frentes estaban pegadas, y podias sentir su aliento rozando tus labios.



Fue ahí cuando perdiste el control…o mas bien, cuando te perdiste en sus ojos. Fue ahí cuando quizás creiste en lo que te habia dicho, en el brillo de tus ojos, porque los suyos brillaban, podias verte reflejada en ellos.







Ambos terminaron rendidos luego de semejante acto. Seguían en la misma posición, Pedro te mantenía abrazada fuertemente contra su pecho, estaban literalmente enredados. Sus frentes seguían juntas…y ambos, perdidos en el otro.



Algo en tu interior habia cambiado…algo que no sabias que era pero que igualmente estabas sintiendo. ¿Qué estaba haciendo ese hombre con vos? ¿Qué significaba esta jugada del destino?, porque nuevamente estaba haciendo de las suyas, y tenias miedo de descubrir hasta que punto queria llegar. Lo que si sabias, es que habias entrado en un laberinto, y uno sin salida…pero el detalle mas curioso de todo esto, era que dentro de ese laberinto en el que estabas atrapada, estabas acompañada por Pedro.



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